Chacabuco Febrero 9 de 1893 Señor Pedro Palacios De mi respetuosa estimación: Despues de esperar con tanta ansiedad su respuesta, recibí su amable tarjeta demasiado tarde. Me causó mucho sentimiento su fina negativa la que encontré razonable. Desistí por completo de la organizacion de la comparsa, tan solo porque tuve la contrariedad de que los versos no fueran hechos por un poeta de mi gusto; asi es que ahora, es otra, la que ocupa mi lugar en esa empresa. Vd. me dice que le pida cualquier cosa donde pueda prestarme mayor servicio; ¡gracias señor!; mil gracias por su noble generosidad; yo le retribuyo tambien sus delicados sentimientos. Queda pedirle á Vd. un gran favor y si obtuviese de Vd. lo que deseo, creo que nunca podría recompensarle tan inmenso beneficio; pero si es que al llamarle amigo, es un dulce premio para Vd, desde ya le afirmo que ocuparía Vd. en mi corazon el lugar predilecto de mis mejores amigos, á quienes amo con esa sublimidad de los afectos tiernos que solo albergan las almas puras y van á formar su nido amoroso (de la santa amistad y del cariño) en los corazones nobles como el suyo, que aun salvando la distancia y sin tener la dicha de conocerlo, deben trasmitir en su valiosos escritos esa esencia purísima, que cual incienso grato vuela al Cielo y bañada de celestial perfume, enajena nuestra alma y la elevan á lo infinitamente hermoso; este es el efecto que causan á mi espíritu sus bellas producciones. Sin más preambulos le diré,: que el favor que le pido, es que se digne hacerme una crítica o darme una simple opinion sobre un humilde drama que estoy en vísperas de terminar. Me han asegurado que Vd. es muy capáz de juzgar una pieza dramática porque ha hecho varias obras de esa naturaleza. Es la primera producción que he hecho de ese estilo por lo tanto carece de mérito. Si Vd. lo encuentra digno de darlo á publicidad, tenía el propósito de dedicárselo al Dr. Morel persona muy honorable de Bs As. y más honorable aun, por la noble causa que defiende y por la elevada mision que ejerce. Le debo a él muchas atenciones y sobre todo me liga a él una estrecha amistad, ademas soy colaboradora de su diario "Buenos Aires" y queria hacerle esta pequeña manifestacion de aprecio dedicándole una obra mia. He elegido á tres grandes literatos para la analizacion de dicho drama; son hombres que hoy hacen furor en Bs As y entre esos genios augustos, quiero también que figure su nombre (de Vd) en primera linea. Creo que cuando se trata de una mujer, el deber de los hombres de talento profundo como Vds. es el de alentarla en el cultivo de las letras; por lo tanto, se hace necesario que Vds. hagan una justa y severa crítica de mi drama y que sus nombres venerados figuren al principio de la obra como una especie de prólogo; sin esto no tendrá aliciente mi pobre trabajo. Si Vd. se niega á complacerme, no lo disculparé; sino que debo aceptarlo como un desprecio. Yo no lo apuro; le doy plazo hasta el 30 de Abril, calculando que para entonces habrá terminado su tratado de filosofía; cuando publique Vd. esa obra que tiene entre manos, le ruego que me reserve un libro para mí, debe ser algo magno y grandioso como todo lo que Vd. produce.- Desearía poder hablar con Uv.;si le es posible venir para carnabal, no deje de traerme algunas producciones suyas que las guardaré como un recuerdo inapreciable.- Mis tíos le retribuyen sus afectos, y Vd. reciba el sincero aprecio que le profesa su afectísima Clotilde Espinosa (Sigue escribiendo en margen izquierdo de la segunda hoja) Dispense en el papel que le escribo, pues estoy en la estancia desprovista... de todo y se me ha agotado el caudal de papel. Los bailes de carnabal son el dia y el sabado de la próxima semana, si no pudiese venir para el primero, talves le fuese posible venir para el segundo y allí tendríamos una buena oportunidad para hablar extensamente sobre los trabajos literarios, y sobre el pedido que le hago.- Le ruego que rompa esta carta porque me averguenzo de haberle escrito en este papel.- Conteste hoy sin falta para saber si viene, pues seria una felicidad para mí; tener el placer de verlo y de tratarlo.