Señor Presidente: Si Vd. crée que sus jóvenes partidarios de Chacabuco, apesar de [ba] haber sido repudiados sisemáticamente por los directrices del Partido Conservador, -y quizas por eso mismo,- merecen todavia un caballeresco ademán de reconocimiento por parte de Vd., no se pensará [indiscretamente] groseramente ofendido por mí si le traigo á la memoria el nombre del Sr. Plácido Dominguez Rivarola, en este momento, que llamaré solemne, de la política de la Provincia. Es un talentoso hermano de los caballeros de su mismo apelativo, Saulo y Edisto.... el primero preso desde hace tres ó cuatro meses en la Cárcel de Mercedes, después del asalto que le llevaron en la vía pública las hordas del caudillo ingles Mr. Perkins, por indicación explícita del [Ministro] Dr. Emilio Carranza, y el segundo -Edisto- próximo a migrar de su pueblo, -donde acaba de vender por poco menos que nada todas sus propiedades,- para [ubicarse] refugiarse en el fondo de la Pampa... [piensa el pobre] supone mi amigo que no [le] alcanzarán hasta [esos [lección ilegible]] más allá del Meridiano quinto las garras de tísico agonizante del Sr. Ministro de gobierno -¡que maldito sea!- Le he tratado á Vd. con una [sin] ingenuidad tan infantil y son tantos los aporreados por mi pluma que habrán derramado sus hieles en presencia [de Vd.] suya; que forzosamente ya no seré el mismo Almafuerte que tenía Vd. dentro de su corazón y de su espíritu antes de corresponderse conmigo;. pero [señor] dejaría, -realmente entonces,- de ser Almafuerte, [si nó insistiera] si ya muerto del todo[,] no resucitara para decirle: que los [amigos más] partidarios más [sinceros] convencidos que ha tenido su política y su persona de Vd en esta provincia, son los señores Dominguez y [y una vez dicho esto solo me queda [lección ilegible]] para recordarle lealmente, -aunque lo tome por un desacato, - que no lo creo,- [los] que los están proximos á dejar el poder deben, -si algún ideal de gobierno [alimentan en sus almas,] o alguna pasión política les anima, dejar por todas partes enja [lodad] [lod] lonados á los que más [lección ilegible] claramente demostraron [sentir aquellos ideales mismos] profesar y [profesar] [lección ilegible] los ideales aquellos. Ya nos encontraremos en la llanura, Señor Presidente: entonces, estoy seguro, me volverá Vd. á creer como antes, uno de los [más noblemente] mejores y es muy posible que se sienta apesadumbrado de no haberme evitado el dolor de ver de ver perseguida y humillada, por mi sola culpa, la juventud mas granada del [un] mismo pueblo donde fuí maestro de primeras letras.