Preservación digital del patrimonio audiovisual

Ya lo advirtió Derrida: para que exista archivo, algo tiene que poder destruirse y alguien, ante la inminencia de esa destrucción, debe tener la voluntad de preservarlo en algún lugar.

La humanidad misma se vio siempre acosada por este peligro: que se destruyan las huellas de su paso por este mundo. Por eso, Pisístrato mandó a transcribir la Ilíada y la Odisea en el 400 a. C., varios cientos de años después de haber sido compuestas y de haber circulado en la memoria de los aedos. Es así que en la Edad Media los monasterios tuvieron un rol fundamental en la circulación y preservación de la cultura escrita de la antigüedad. Por eso es también que cualquier familia guarda su álbum familiar, o los VHS con los primeros pasos del primogénito: para conservar el recuerdo de los hitos de una historia.

La fe en la escritura que tenían los antiguos no tardó en ceder espacio ante la potencia de las imágenes. Así, es conocido el trabajo que los hombres medievales hacían sobre las ilustraciones de sus libros, verdaderas obras de arte que, además, buscaban “traducir” el contenido del texto escrito para la gran mayoría que no sabía leer. El código de la imagen, aparentemente, es más universal, alcanza a más personas sin importar su procedencia, su nivel de instrucción o su lengua materna.

Los adelantos técnicos que trajo la modernidad permitieron reflejar en imágenes (estáticas o en movimiento) la forma de vida de una cultura de un modo más inmediato y por lo tanto se ofrecen como un registro válido y fidedigno. Pero nuevos adelantos técnicos, que cambiaron los soportes donde se almacenaban estas imágenes, produjeron una evolución en cuanto a la conciencia sobre la destrucción de estas imágenes: el advenimiento de la era digital influyó en las reflexiones sobre lo analógico, dando paso a la voluntad de generar un archivo de imágenes en un soporte más duradero. Así es como lo planteó la UNESCO al justificar la creación del “Día mundial del patrimonio audiovisual” que se celebró el pasado 27 de octubre:

Los documentos audiovisuales, como películas, programas de radio y televisión, grabaciones de audio y video, contienen los registros primarios de los siglos 20 y 21. Trascendiendo el idioma y las fronteras culturales, apelando de inmediato a la vista y el oído, al alfabetizado y al analfabeta, los documentos audiovisuales han transformado a la sociedad al pasar a ser un complemento permanente de la constancia escrita tradicional.
Todo el patrimonio audiovisual mundial está en peligro; no puede decirse que se haya preservado en ninguna parte. Sin embargo, gracias a iniciativas como el Día Mundial del Patrimonio Audiovisual y el Programa Memoria del Mundo, se impulsa la valiosa labor de los profesionales de la preservación para gestionar los aspectos técnicos, políticos, sociales y financieros, entre otros, que amenazan la salvaguardia del patrimonio.
En este contexto, la Conferencia General aprobó en 2005 la conmemoración de un Día Mundial del Patrimonio Audiovisual como mecanismo para concienciar a todo el público sobre la necesidad de tomar medidas urgentes y reconocer la importancia de los documentos audiovisuales como parte integrante de la identidad nacional. (Fuente)

En SEDICI, y atentos al cambio de paradigma que se viene produciendo desde hace más de diez años a partir de la expansión de internet y los formatos digitales, estamos colaborando desde hace tiempo con la preservación del patrimonio audiovisual. La principal tarea se está realizando, por el momento, con el proceso de digitalización de los objetos del museo Azzarini y del museo de Física. Por otra parte, SEDICI también trabaja en la digitalización, catalogación y exposición de los registros sonoros de Radio Universidad.

Como repositorio institucional de la Universidad, reconocemos el valor que tiene nuestra casa de estudios en la vida de nuestra comunidad y también que ella misma es un gran archivo de registros de cultura que habrán de ponerse a disposición con el tiempo.

Los invitamos a recorrer nuestras colecciones de patrimonio audiovisual, a colaborar con ellas y a difundir esta parte tan importante del quehacer de nuestra universidad.

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