Número 24 | Letrashttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/8822024-03-19T01:24:50Z2024-03-19T01:24:50ZHumanidades | Tomo XXIV | LetrasFacultad de Humanidades y Ciencias de la Educaciónhttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/748262019-06-11T04:08:34Z1934-01-01T00:00:00ZEdicion de revista
Humanidades; no. 24
Sumario:
La antología griega en España | <b>Arturo Marasso</b>
Evolución literaria del romanticismo argentino | <b>Jorge Max Rohde</b>
Un poeta rural inglés del siglo XVIII | <b>Rafael Alberto Arrieta</b>
Observaciones sobre los clá- siuos predilectos en la Argentina: Virgilio y Horacio | <b>Juan Chiabra</b>
La polémica de Menéndez y Pelayo con Groussac sobre el "Quijote" de Avellaneda | <b>José A. Oría</b>
Las abreviaciones de señor y señoras en fórmulas de tratamiento | <b>Gustavo Lemos Ramírez</b>
Agamenón de Esquilo (Versión rítmica y reconstrucción explicada) | <b>Leopoldo Longhi</b>
Cicerón “Imperator” | <b>Enrique Francois</b>
“La Dorotea’’ y la vida amorosa de Lope | <b>Carmelo M. Bonet</b>
“La Barraca’’ novela mediterránea. El sesgo épico | <b>Arturo Vázquez Cey</b>
Leonardo de Vinci y su época | <b>José R. Destéfano</b>
El lenguaje de Francois Villón | <b>Susana Menassé</b>
<i>Necrológicas</i>
1934-01-01T00:00:00ZSumario:
La antología griega en España | <b>Arturo Marasso</b>
Evolución literaria del romanticismo argentino | <b>Jorge Max Rohde</b>
Un poeta rural inglés del siglo XVIII | <b>Rafael Alberto Arrieta</b>
Observaciones sobre los clá- siuos predilectos en la Argentina: Virgilio y Horacio | <b>Juan Chiabra</b>
La polémica de Menéndez y Pelayo con Groussac sobre el "Quijote" de Avellaneda | <b>José A. Oría</b>
Las abreviaciones de señor y señoras en fórmulas de tratamiento | <b>Gustavo Lemos Ramírez</b>
Agamenón de Esquilo (Versión rítmica y reconstrucción explicada) | <b>Leopoldo Longhi</b>
Cicerón “Imperator” | <b>Enrique Francois</b>
“La Dorotea’’ y la vida amorosa de Lope | <b>Carmelo M. Bonet</b>
“La Barraca’’ novela mediterránea. El sesgo épico | <b>Arturo Vázquez Cey</b>
Leonardo de Vinci y su época | <b>José R. Destéfano</b>
El lenguaje de Francois Villón | <b>Susana Menassé</b>
<i>Necrológicas</i>Francisco LegarraFacultad de Humanidades y Ciencias de la Educaciónhttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/748252019-06-11T04:08:36Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
La muerte de Francisco Legarra ocurrida el 21 de octubre de 1932 significó para la Facultad la desaparición de uno de sus viejos servidores. Formado en sus aulas, fué Director de la Escuela graduada "Joaquín V. González”, a su acción tesonera e inteligente se debió el rápido prestigio alcanzado por esta Institución. Más tarde fué profesor de Práctica de la Enseñanza y Metodología cumpliendo con todo el fervor de un maestro auténtico la difícil tarea de adiestrar a los que se inician en el arte de enseñar.
1934-01-01T00:00:00ZLa muerte de Francisco Legarra ocurrida el 21 de octubre de 1932 significó para la Facultad la desaparición de uno de sus viejos servidores. Formado en sus aulas, fué Director de la Escuela graduada "Joaquín V. González”, a su acción tesonera e inteligente se debió el rápido prestigio alcanzado por esta Institución. Más tarde fué profesor de Práctica de la Enseñanza y Metodología cumpliendo con todo el fervor de un maestro auténtico la difícil tarea de adiestrar a los que se inician en el arte de enseñar.Antonio Restanio: Homenaje de HumanidadesFacultad de Humanidades y Ciencias de la Educaciónhttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/748242019-06-11T04:08:37Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
Durante las vacaciones, el 17 de febrero de 1934, dejó de existir el profesor de Higiene Escolar, Ingeniero Don Antonio Restanio, que desde 1910 pertenecía al personal docente de la Facultad y había ocupado el cargo de Decano durante un breve período en el año 1932.
1934-01-01T00:00:00ZDurante las vacaciones, el 17 de febrero de 1934, dejó de existir el profesor de Higiene Escolar, Ingeniero Don Antonio Restanio, que desde 1910 pertenecía al personal docente de la Facultad y había ocupado el cargo de Decano durante un breve período en el año 1932.Víctor Mercante: Homenaje de HumanidadesFacultad de Humanidades y Ciencias de la Educaciónhttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/748222019-06-11T04:08:38Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
El 20 de setiembre durante el viaje de regreso de Chile, país donde fuera como representante del gobierno argentino al Con greso Pedagógico Internacional, falleció el profesor Don Víctor Mercante, Decano fundador y organizador de la Facultad de Ciencias de la Educación.
El profundo sentimiento de pesar causado por su muerte se exteriorizó en el acto del sepelio de sus restos, presidido por el primer magistrado de la República. La Facultad se adhirió al duelo y habló en su representación el profesor Dr. Alfredo D. Calcagno, haciéndolo en nombre de la Universidad el Decano profesor José Rezzano, quien pronunció el siguiente discurso.
1934-01-01T00:00:00ZEl 20 de setiembre durante el viaje de regreso de Chile, país donde fuera como representante del gobierno argentino al Con greso Pedagógico Internacional, falleció el profesor Don Víctor Mercante, Decano fundador y organizador de la Facultad de Ciencias de la Educación.
El profundo sentimiento de pesar causado por su muerte se exteriorizó en el acto del sepelio de sus restos, presidido por el primer magistrado de la República. La Facultad se adhirió al duelo y habló en su representación el profesor Dr. Alfredo D. Calcagno, haciéndolo en nombre de la Universidad el Decano profesor José Rezzano, quien pronunció el siguiente discurso.La Dorotea y la vida amorosa de LopeBonet, Carmelo M.http://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147812019-06-11T04:08:52Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
Voy a decir unas cuantas palabras sobre la vida amorosa de Lope de Vega. Será ésta una charla un poco lírica, una reconstrucción semi-intuitiva de la intimidad sentimental del poeta, realizada con la fusión de diversos ingredientes: datos que brindan estudiosos y eruditos (De la Barrera, Tomillo y Pérez Pastor, Rennert, Américo Castro, Millé Giménez), y elementos extraídos de algunos pasajes de su propia obra. Para esto último, ha sido menester aislar el sustrátum humano que yacía debajo de las flores retóricas con que Lope desfiguraba o velaba el suceso vivido.
Conferencia leída en la Facultad de Filosofía y Letras con motivo del tercer centenario de <i>La Dorotea</i>.
1934-01-01T00:00:00ZVoy a decir unas cuantas palabras sobre la vida amorosa de Lope de Vega. Será ésta una charla un poco lírica, una reconstrucción semi-intuitiva de la intimidad sentimental del poeta, realizada con la fusión de diversos ingredientes: datos que brindan estudiosos y eruditos (De la Barrera, Tomillo y Pérez Pastor, Rennert, Américo Castro, Millé Giménez), y elementos extraídos de algunos pasajes de su propia obra. Para esto último, ha sido menester aislar el sustrátum humano que yacía debajo de las flores retóricas con que Lope desfiguraba o velaba el suceso vivido.Leonardo Da Vinci y su épocaDestéfano, José R.http://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147832019-06-11T04:08:57Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
En Leonardo de Vinci se concentran las cualidades más ge- nuinas del Renacimiento: mezcla de imaginación y realismo, amor a la ciencia y a la verdad, pasión por lo bello, curiosidad insaciable que se extiende a los más amplios dominios de la inteligencia y aspiración hacia una vida más alta, más pura y sublime.
Nace Leonardo en Vinci en 1452. Desde niño sorprende por la riqueza de sus dones: su precocidad alada y su belleza física atraen; turba a sus maestros con inquietantes preguntas; aprende a tañer la lira y compone exquisitas canciones que canta con acompañamiento musical. Dibuja, pinta, practica el relieve, por lo cual su padre le lleva al taller de Verrocchio, escultor y pintor de Florencia. Allí trabaja con entusiasmo en compañía de otros jóvenes entre los cuales están, Lorenzo de Credi que será más tarde uno de sus brillantes discípulos y Pietro Perugino, pintor de prestigio, que influirá en la iniciación artística de Rafael.
Incluye reproducciones de obras de Leonardo Da Vinci.
1934-01-01T00:00:00ZEn Leonardo de Vinci se concentran las cualidades más ge- nuinas del Renacimiento: mezcla de imaginación y realismo, amor a la ciencia y a la verdad, pasión por lo bello, curiosidad insaciable que se extiende a los más amplios dominios de la inteligencia y aspiración hacia una vida más alta, más pura y sublime.
Nace Leonardo en Vinci en 1452. Desde niño sorprende por la riqueza de sus dones: su precocidad alada y su belleza física atraen; turba a sus maestros con inquietantes preguntas; aprende a tañer la lira y compone exquisitas canciones que canta con acompañamiento musical. Dibuja, pinta, practica el relieve, por lo cual su padre le lleva al taller de Verrocchio, escultor y pintor de Florencia. Allí trabaja con entusiasmo en compañía de otros jóvenes entre los cuales están, Lorenzo de Credi que será más tarde uno de sus brillantes discípulos y Pietro Perugino, pintor de prestigio, que influirá en la iniciación artística de Rafael.Cicerón "imperator"François, Enriquehttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147802019-06-11T04:08:51Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
Sumario:
I. Cicerón procónsul. — II. Sus propósitos de gobierno. — III. La expedición contra los Partos. — IV. La campaña del Amano y las "suplicationes”.
1934-01-01T00:00:00ZSumario:
I. Cicerón procónsul. — II. Sus propósitos de gobierno. — III. La expedición contra los Partos. — IV. La campaña del Amano y las "suplicationes”.La barraca novela mediterráneaVázquez Cey, Arturohttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147822019-06-11T04:08:54Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
No sigue hoy la novela un solo rumbo exclusivo. Conviven, en efecto, con rezagos, muy pocos, de escuelas que fueron ya de postrimerías, en el siglo diez y nueve, los vástagos demasiado abundantes, quizá, de los creadores de la moderna reseña de aventuras. Y no se olvide la pululación de las fábulas detectivescas, obra de esquilmadores, más o menos descoloridos, del Poe de las “Historias Extraordinarias”. Juntamente con dichas hileras eslabónanse las que anudan los adeptos a la narración fantástica, sustentada en hipótesis científica, a veces irradiante en el ámbito de la posibilidad psicológica o social. Sólo faltaría recordar los artesanos y ocasionalmente artífices del relato erótico, arrimado a las doctrinas de Freud y a los cultivadores de la novela cosmopolita. Tendríanse, así, señalados casi todos los aspectos de la especie literaria en su nerviosa actualidad.
1934-01-01T00:00:00ZNo sigue hoy la novela un solo rumbo exclusivo. Conviven, en efecto, con rezagos, muy pocos, de escuelas que fueron ya de postrimerías, en el siglo diez y nueve, los vástagos demasiado abundantes, quizá, de los creadores de la moderna reseña de aventuras. Y no se olvide la pululación de las fábulas detectivescas, obra de esquilmadores, más o menos descoloridos, del Poe de las “Historias Extraordinarias”. Juntamente con dichas hileras eslabónanse las que anudan los adeptos a la narración fantástica, sustentada en hipótesis científica, a veces irradiante en el ámbito de la posibilidad psicológica o social. Sólo faltaría recordar los artesanos y ocasionalmente artífices del relato erótico, arrimado a las doctrinas de Freud y a los cultivadores de la novela cosmopolita. Tendríanse, así, señalados casi todos los aspectos de la especie literaria en su nerviosa actualidad.El lenguaje de François VillonMenassé de Padlog, Susanahttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147842019-06-11T04:08:58Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
Villón pudo leer, sin duda, algunas novelas de las Hamacas “antiguas” por la Edad Media, pero seguramente le habría costado gran esfuerzo comprenderlas. Una prueba evidente de ello es su “Ballade en vieil langage francoys” que atestigua una perfecta ignorancia de las formas arcaicas. No tenía, pues, ninguna familiaridad con esa gran literatura de los siglos XII y XIII que dormía ya en los manuscritos. Un libro de aquella época, precisamente el que marca su final, había permanecido en pie gracias a los remozamientos de forma que le aseguraron su gran éxito: el “Roman de la Rose”. Villon estaba penetrado de él. El “Roman de la Rose” ha ejercido una acción poderosa, dominante y decisiva sobre Villon.
1934-01-01T00:00:00ZVillón pudo leer, sin duda, algunas novelas de las Hamacas “antiguas” por la Edad Media, pero seguramente le habría costado gran esfuerzo comprenderlas. Una prueba evidente de ello es su “Ballade en vieil langage francoys” que atestigua una perfecta ignorancia de las formas arcaicas. No tenía, pues, ninguna familiaridad con esa gran literatura de los siglos XII y XIII que dormía ya en los manuscritos. Un libro de aquella época, precisamente el que marca su final, había permanecido en pie gracias a los remozamientos de forma que le aseguraron su gran éxito: el “Roman de la Rose”. Villon estaba penetrado de él. El “Roman de la Rose” ha ejercido una acción poderosa, dominante y decisiva sobre Villon.Agamenón de Esquilo: Versión rítmica y reconstrucción explicadaLonghi de Bracaglia, Leopoldohttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147792019-06-11T04:08:49Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
Versión rítmica y reconstrucción de la tragedia de Esquilo.
1934-01-01T00:00:00ZVersión rítmica y reconstrucción de la tragedia de Esquilo.Un poeta rural inglés del siglo XVIII: Historia de hadasArrieta, Rafael Albertohttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147752019-06-11T04:08:42Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
Esta es una historia de hadas. Ya no las había en Inglaterra, indudablemente, pues no consta en registro alguno de aquellos primeros años del reinado de Jorge II el impuesto que hubiera correspondido al gremio. Pero, a pesar de esa prueba adversa y del descrédito que pesa injustamente sobre tan leves intercesoras, muchos somos todavía los que nos atreveríamos a jurar que las hadas se congregan, ahora como antaño, a la cabecera de las parturientas, y que son ellas quienes primero besan la frente de los recién nacidos. Y esta historia podría comenzar reuniendo a un terceto de invisibles presencias junto al lecho de Ana Donne, esposa del reverendo John Cowper, en Great Berkhampstead, condado de Hertford, el día 26 de noviembre de 1731.
1934-01-01T00:00:00ZEsta es una historia de hadas. Ya no las había en Inglaterra, indudablemente, pues no consta en registro alguno de aquellos primeros años del reinado de Jorge II el impuesto que hubiera correspondido al gremio. Pero, a pesar de esa prueba adversa y del descrédito que pesa injustamente sobre tan leves intercesoras, muchos somos todavía los que nos atreveríamos a jurar que las hadas se congregan, ahora como antaño, a la cabecera de las parturientas, y que son ellas quienes primero besan la frente de los recién nacidos. Y esta historia podría comenzar reuniendo a un terceto de invisibles presencias junto al lecho de Ana Donne, esposa del reverendo John Cowper, en Great Berkhampstead, condado de Hertford, el día 26 de noviembre de 1731.La antología griega en EspañaMarasso Rocca, Arturohttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147732019-06-11T04:08:39Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
Basta hojear el libro de Laumonier sobre Ronsard para entrever la delicada influencia de la Antología griega en la Pléyade. En España el afloramiento de este venero de imágenes y de modos, fue menos brillante. En su mayoría, los poetas castellanos de los siglos XVI y XVII, iban por otros rumbos, y recogieron únicamente de los epigramistas lo moral y lo trágico. La Antología griega, o mejor dicho, la de Planudo, la sola conocida entonces, mina inagotable de asuntos, de rara erudición, de refinamientos de arte, carecía del poder de atracción de las otras grandes obras griegas y de los autores latinos e italianos. Debió de ser leída por eruditos en las numerosas ediciones del siglo XVI. En España fue eclipsada por el español Marcial. Si comparamos los epigramas de los satíricos latinos — tan imitados por los españoles —, con los de la Antología, hallaremos la línea diferencial de la agudeza con la gracia.
1934-01-01T00:00:00ZBasta hojear el libro de Laumonier sobre Ronsard para entrever la delicada influencia de la Antología griega en la Pléyade. En España el afloramiento de este venero de imágenes y de modos, fue menos brillante. En su mayoría, los poetas castellanos de los siglos XVI y XVII, iban por otros rumbos, y recogieron únicamente de los epigramistas lo moral y lo trágico. La Antología griega, o mejor dicho, la de Planudo, la sola conocida entonces, mina inagotable de asuntos, de rara erudición, de refinamientos de arte, carecía del poder de atracción de las otras grandes obras griegas y de los autores latinos e italianos. Debió de ser leída por eruditos en las numerosas ediciones del siglo XVI. En España fue eclipsada por el español Marcial. Si comparamos los epigramas de los satíricos latinos — tan imitados por los españoles —, con los de la Antología, hallaremos la línea diferencial de la agudeza con la gracia.Evolución literaria del romanticismo argentinoRohde, Jorge Maxhttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147742019-06-11T04:08:41Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
El centenario que se celebra posee la verdad elástica de un símbolo. El año 1830 es un hito que señala la razón para no perdernos en las brumas sentimentales y en los chispazos inteligibles de una época más rica en efusiones que en teorías. Tratemos de percibir la atmósfera mediata e inmediata que penetra dicho símbolo cronológico y el contraste de las ideas que se anudan y se cortan en el panorama de nuestra historia romántica, hasta el punto de crear, por veces, un huero cañamazo con hilaza de la filosofía dieciochesca. Acaso en la resonancia lírica del poeta o en la simple pragmática del gobernante nos llegue algún claro eco.
1934-01-01T00:00:00ZEl centenario que se celebra posee la verdad elástica de un símbolo. El año 1830 es un hito que señala la razón para no perdernos en las brumas sentimentales y en los chispazos inteligibles de una época más rica en efusiones que en teorías. Tratemos de percibir la atmósfera mediata e inmediata que penetra dicho símbolo cronológico y el contraste de las ideas que se anudan y se cortan en el panorama de nuestra historia romántica, hasta el punto de crear, por veces, un huero cañamazo con hilaza de la filosofía dieciochesca. Acaso en la resonancia lírica del poeta o en la simple pragmática del gobernante nos llegue algún claro eco.Observaciones sobre los clásicos predilectos en la Argentina: Virgilio y HoracioChiabra, Juanhttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147762019-06-11T04:08:43Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
La tesis negativa de la utilidad de los estudios clásicos griego- latinos en la organización de los programas escolares de la Nación, tesis sostenida entre nosotros (caso más único que raro) por un literato y poeta de profesión, no destruye el hecho, acertado y documentado por los investigadores de la formación histórica de la Nación Argentina, de que nuestras altas esferas culturales participaron activamente, en la época colonial, de ese movimiento de ideas, afectos y aspiraciones que en los distintos y más variados momentos de la evolución intelectual de la humanidad, provocaron siempre los grandes escritores antiguos.
1934-01-01T00:00:00ZLa tesis negativa de la utilidad de los estudios clásicos griego- latinos en la organización de los programas escolares de la Nación, tesis sostenida entre nosotros (caso más único que raro) por un literato y poeta de profesión, no destruye el hecho, acertado y documentado por los investigadores de la formación histórica de la Nación Argentina, de que nuestras altas esferas culturales participaron activamente, en la época colonial, de ese movimiento de ideas, afectos y aspiraciones que en los distintos y más variados momentos de la evolución intelectual de la humanidad, provocaron siempre los grandes escritores antiguos.La polémica de Menéndez y Pelayo con Groussac sobre el Quijote de AvellanedaOría, José A.http://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147772019-06-11T04:08:45Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
Como la palabra polémica, cuya raíz griega es “polemos”, vale decir “guerra”, continúa respondiendo a su etimología, resulta difícil emplearla a propósito de una controversia célebre sin que los símiles combativos se impongan a la imaginación.
Permítasenos decir, por lo tanto, que al igual de lo ocurrido en tantos otros duelos históricos, de la polémica sostenida por Groussac con Menéndez y Pelayo se conoce mejor el resultado que las incidencias del combate, que es ella más mencionada que puntualmente conocida. Tal como ocurre con las peleas pugilísticas de resonancia, en las cuales el número de los enterados de la definición de la lucha supera en mucho al de los que realmente la presencian.
Este ensayo obedece a la convicción de que esa controversia merece una atención distinta de la que le suele acordar un criterio poco menos que deportivo. Por encima de la materialidad del resultado, de aquel argumento imprevisto y documental con el que Menéndez y Pelayo señoreó sobre el campo de batalla, por encima de todo ello, hay en esa polémica modalidades de temperamento personal, orientaciones de crítica, vicisitudes de esgrima y hasta apasionamientos nacionales que superan en interés psicológico y literario a la definición misma del duelo.
1934-01-01T00:00:00ZComo la palabra polémica, cuya raíz griega es “polemos”, vale decir “guerra”, continúa respondiendo a su etimología, resulta difícil emplearla a propósito de una controversia célebre sin que los símiles combativos se impongan a la imaginación.
Permítasenos decir, por lo tanto, que al igual de lo ocurrido en tantos otros duelos históricos, de la polémica sostenida por Groussac con Menéndez y Pelayo se conoce mejor el resultado que las incidencias del combate, que es ella más mencionada que puntualmente conocida. Tal como ocurre con las peleas pugilísticas de resonancia, en las cuales el número de los enterados de la definición de la lucha supera en mucho al de los que realmente la presencian.
Este ensayo obedece a la convicción de que esa controversia merece una atención distinta de la que le suele acordar un criterio poco menos que deportivo. Por encima de la materialidad del resultado, de aquel argumento imprevisto y documental con el que Menéndez y Pelayo señoreó sobre el campo de batalla, por encima de todo ello, hay en esa polémica modalidades de temperamento personal, orientaciones de crítica, vicisitudes de esgrima y hasta apasionamientos nacionales que superan en interés psicológico y literario a la definición misma del duelo.Las abreviaciones de señor y señora en fórmulas de tratamientoLemos Ramírez, Gustavohttp://sedici.unlp.edu.ar:80/handle/10915/147782019-06-11T04:08:47Z1934-01-01T00:00:00ZArticulo
Humanidades; no. 24
Así se intitula el Capítulo VII de los Problemas de dialectología Hispanoamericana (Buenos Aires, 1930), del eximio fonetista e ilustre Director del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aíres, señor don Amado Alonso.
Este ligero estudio mío lleva, también, igual epígrafe, por la sencilla razón de que quiero hablar aquí sobre el mismo problema fonético, del cual, con erudición envidiable y magistralmente, habla el conspicuo Profesor de Filología Española, señor Alonso. Voy a ampliar el corto párrafo que escribí, hace once años, sobre los tratamientos ña y ño, en mi libro Barbarismos fonéticos del Ecuador, para complacer a tan docto colega, que me pide más noticias sobre lo que ocurre con estos tratamientos en el Ecuador.
1934-01-01T00:00:00ZAsí se intitula el Capítulo VII de los Problemas de dialectología Hispanoamericana (Buenos Aires, 1930), del eximio fonetista e ilustre Director del Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aíres, señor don Amado Alonso.
Este ligero estudio mío lleva, también, igual epígrafe, por la sencilla razón de que quiero hablar aquí sobre el mismo problema fonético, del cual, con erudición envidiable y magistralmente, habla el conspicuo Profesor de Filología Española, señor Alonso. Voy a ampliar el corto párrafo que escribí, hace once años, sobre los tratamientos ña y ño, en mi libro Barbarismos fonéticos del Ecuador, para complacer a tan docto colega, que me pide más noticias sobre lo que ocurre con estos tratamientos en el Ecuador.