Recuperar y reflexionar sobre nuestras prácticas de intervención en el territorio constituye una forma de producción de conocimientos poco difundida pero sumamente enriquecedora. Saber lo que hacemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos, implica valorizar y repensar nuestra tarea. A diferencia de la investigación y la evaluación, la sistematización trata de poner en perspectiva procesos que nos involucran, reconocer y recuperar saberes de la experiencia cotidiana, desarrollando una forma novedosa de producción y difusión de conocimientos generados en la intervención en los territorios.
Por ello, a fines de 2010, desde la Dirección de Asistencia Técnica y Capacitación (DATyC) presentamos la propuesta de sistematizar experiencias de desarrollo rural, con los objetivos de recuperar, cualificar y difundir los procesos de intervención con agricultores familiares iniciados en el marco de programas de desarrollo cuya continuidad se encuadra en la Subsecretaría de Agricultura Familiar (SsAF).
Fue así como a lo largo de 2011 llevamos a cabo un proceso nacional de sistematización de experiencias de desarrollo rural, que integró 21 experiencias de todo el país y que fue llevado a cabo por los propios actores que participaron de las mismas. De este modo, el aprendizaje es doble, porque implica, además de la reflexión rigurosa sobre las experiencias de intervención con agricultores familiares, la toma de conciencia de lo hecho por nosotros mismos, la visibilización de la práctica y del conocimiento tácito.