La presente ponencia se basa en datos preliminares obtenidos a partir de un diagnóstico participativo que se desarrolló en Villa Tranquila, Avellaneda. Este trabajo, que se encuentra aún en proceso de elaboración, implica la realización de entrevistas en profundidad a vecinos y profesionales que se desempeñan en el barrio. Tanto el cuestionario como la muestra intencional de entrevistados fueron realizadas con la participación de la comunidad.
Evidentemente, la trama de las relaciones sociales que tienen lugar en Villa Tranquila, así como también las miradas que las ciencias sociales tenemos sobre esas relaciones, se inscriben dentro de un sentido común consolidado sobre las villas y los villeros. Como sostiene Guber (1998), se ha construido la caracterización de un actor al que se le atribuye un alineamiento con el peronismo y pautas de vida diferentes a las de las clases medias urbanas, pues se entiende que preservan usos y costumbres de sus provincias de origen. Además, esta caracterización es acompañada por juicios morales: el villero es un actor caracterizado por una supuesta anomia, despreocupado por su propio progreso material o por el porvenir de sus hijos. Se trata de una imagen construida desde los valores de las clases medias y burguesía porteña. No obstante, algunos de estos rasgos pasan a constituir parte de la identidad social del villero.
Entonces, en el marco de un trabajo de diagnóstico participativo como el que venimos realizando, debemos interrogar nuestros propios sentidos, así como aquellos de los profesionales que se desempeñan en el barrio, en tanto su compromiso y dedicación a la comunidad no garantiza que hayan eludido por completo esa imagen construida.