Me interesará aquí qué puede ser el símbolo en literatura, por qué Shakespeare parece haber sido, excepto hacia el final, renuente a él (a pesar de otras opiniones), y por qué, a medida que transcurre el tiempo y hacia el siglo diecinueve, la cantidad de símbolos parece acrecentarse hasta hacer de la literatura el depósito natural de esas condensaciones semánticas. En otras palabras, me interesará la relación directa entre una literatura escasamente simbólica como la de Shakespeare y la realidad que éste parecía habitar, en contraste con la relación que una literatura altamente simbólica como la de Dante Gabriel Rossetti parece mantener con la realidad que éste habitó.