Desde hace muchos años me dedico a enseñar literatura argentina en la Universidad Nacional de Córdoba. Este trabajo implica para mí una serie de permanentes cuestionamientos y planteamientos teóricos, metodológicos, didácticos, políticos y vivenciales. Me gustaría compartir, en esta oportunidad, algunas derivas de mis cavilaciones y decisiones al respecto.
Una primera cuestión está directamente vinculada con el objeto: qué entiendo por “literatura argentina”. Considero central este interrogante puesto que no solo es una toma de posición en el campo disciplinar específico, sino que define también gran parte de las estrategias didácticas. La pregunta por el objeto de enseñanza tiene consecuencias múltiples en todos los planos que acabo de mencionar en el párrafo anterior (teórico, metodológico, didáctico, político y vivencial). Al respecto, y vinculado a mi participación en la Red Interuniversitaria de Estudios de las literaturas de la Argentina, desde hace un tiempo me problematizo sobre cómo construir un corpus de lecturas para mis estudiantes que no reproduzca una concepción de nuestra literatura que se pretende nacional, pero que está fuertemente localizada en una zona restringida a la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.