El Gran La Plata como otras ciudades y regiones está amenazado por precipitaciones excepcionales que cada vez son más frecuentes e inundan amplios territorios urbanos, rurales e industriales. Los procesos que caracterizan la ocupación del suelo son de urbanización intensiva y extensiva (difusa) que promueve la ocupación indiscriminada del suelo (sin discriminar espacios aptos y no aptos) incorporando entubamientos de arroyos al sistema de drenaje de la ciudad o calles con pavimentos que anulan la propiedad de infiltración del suelo sin incorporarlas al sistema de drenaje. Actividades productivas que se asientan sobre las orillas de los arroyos modificando el curso estrechándolos y otros modificando la geomorfología de los bañados sin ninguna regulación ni sistemas al que pertenezcan. Se construyen diques al escurrimiento natural. Las actividades de cultivo intensivo incorporaron en estos últimos diez años espacios cubiertos aumentando las superficies cubiertas de forma exponencial y reduciendo la infiltración. Agrava todo esto que el sistema de arroyos no está incorporado formalmente como sistema regional de drenaje y además de ser vehículos de la contaminación y descuido (no tiene control), hasta sufren alteraciones en su curso o son privatizados al permitir su inclusión en una urbanización cerrada. A todos estos problemas de vulnerabilidad solo se los puede enfrentar a partir de construir resiliencia en la comunidad para absorber el impacto negativo o recuperarse una vez que ha sido afectada por un fenómeno adverso, como por ejemplo las inundaciones; para anticiparse, enfrentar, resistir y recuperarse del impacto.