La actual presentación aborda el nodo comunicación, educación y género como línea de trabajo del Laboratorio de Comunicación y Género de la Facultad, en articulación con la Cátedra II de Comunicación y Educación, pero sustancialmente como clave de lectura de los procesos de producción del sentido social, y constitución de sujetos. Pensar al género desde la comunicación/educación no nos lleva unívocamente a observar las representaciones de las mujeres, o de la diáspora de identidades, sino los discursos de género que se producen social e institucionalmente en el marco de procesos históricos y dialécticos de lucha.
La categoría de género ha sido útil para vislumbrar y denunciar las condiciones de subalternidad de ciertos sujetos en el marco de los procesos de producción de diferencias y desigualdades estructurales. En el plano de la investigación social, ha sido el epicentro de un cuerpo de teorías críticas radicales que no procuraron ensanchar la academia para incluir “lo sino cuestionar las propias categorías y metodologías elaboradas por las Ciencias Sociales, como sus dinámicas de estudio y los modos de subjetivación (de género) implicados en ellas. Su productividad supuso el reconocimiento de una dimensión ocluida de la conflictividad social y las luchas políticas en los análisis de la Ciencia.
En cuanto a nuestro campo de incumbencia, “si la comunicación es producción y circulación de sentidos, el género en tanto el modo de organización social que connota los atributos políticos de la sexualidad, es una articulación indispensable para leer y transformar el mundo” (Cremona, 2011, p. 19). Decimos una y otra vez que el género no es un tema, sino un punto de mira de la investigación social, que ha sido delimitado al abordaje de ciertos cuerpos, sujetos y circunstancias específicas con la finalidad político-estratégica, en principio de nombrar sus condiciones de subalternidad, históricamente configuradas.
El diálogo entre comunicación, educación y género tiene un potencial de amplio espectro que, en línea con los estudios culturales latinoamericanos, permite observar la multiplicidad de prácticas socio-culturales y los modos dispersos de circulación del poder; sin soslayar el análisis en torno al discurso mediático y su dimensión educativa. El género conlleva una propuesta teórica determinada sobre los sistemas de poder simultáneos que actúan naturalizando violencias, pero también metodológica, en tanto constituye una apuesta de exploración transdisciplinar e interseccional; orientada hacia la captura de realidades situadas y complejas.