Desde marzo de 2020, el presidente Alberto Fernández pronunció una serie de discursos que, entre otros tópicos, establecieron los alcances del aislamiento social obligatorio en Argentina. En el marco de esos enunciados, la temporalidad presenta rasgos diversos, que habilitaron una definición del presente así como los límites de las posibilidades proyectivas.
El presente trabajo aborda una selección de esos discursos en los cinco meses iniciales de aislamiento, en los cuales se establecen definiciones temporales diversas, que participan de las tensiones articuladoras de un estadio del discurso social. En el marco de esas tensiones, las doxas específicas exploran posibilidades de subjetivación particular del tiempo: como continuidad, como incertidumbre, desde la oportunidad para crecimiento personal interior, desde la demanda de colectivos particulares, como definición de autoridad, desde la inscripción corporal específica del poder.
Asimismo, los discursos presidenciales signan una periodicidad particular, establecen una calendarización marcada por los diversos anuncios que socializan regulaciones específicas. De esta forma, una primera etapa aparece signada por una temporalidad como sujeto de hacer, que demanda la instauración de un programa narrativo ineludible, de allí el predominio de los enunciados deónticos. Las prescripciones involucran asimismo una inscripción eufórica en torno a la temporalidad, que deviene oportunidad en este lapso.
En el horizonte de la fetichización del cuidado, se establecen tensiones que operan desplazamientos en torno a la resemantización temporal, entre el desafío y la amenaza, en la habilitación de un componente programático a corto plazo y en la definición desde el componente descriptivo. En relación con este último, la profusión deíctica es deudora de un espacio tiempo ligado a la inmediatez.
En una temporalidad caracterizada desde la postergación del deseo, de la experiencia lindante en lo onírico como límite de lo real, tiene asimismo espacio la incoatividad, ligada a la reapertura de secuencias suspendidas. En este horizonte, adquieren protagonismo los colectivos fragmentados, que se inscriben en la discursividad presidencial desde la definición heroica.
A su vez, las efemérides posibilitan la remisión al tiempo signado por su iteración renovada, por la posibilidad de resemantización y reinstauran la recurrencia del desafío en el orden de la termporalidad histórica. Desde esta perspectiva, se recuperan determinados atributos de los próceres, se actualiza la postergación individual para el beneficio colectivo, aun en la figura del sacrificio.
Por su parte, las consideraciones en torno a la producción de vacuna establecen una bifurcación temporal. Por un lado, subrayan una inmediatez signada por la duración en términos de continuidad. Por otro lado, definen la habilitación de la expectativa como programa de resolución abierta y la esperanza, como expresión patémica eufórica ligada a la promesa.