La evidencia disponible en la literatura muestra que la calidad de atención de las personas con diabetes, tanto a nivel nacional como internacional, dista mucho de ser la ideal, lo que determina el desarrollo y progresión de las complicaciones crónicas prevenibles de la enfermedad.
Esto redunda en un aumento de los costos de su atención y disminución de la calidad de vida de quienes la padecen.
Lograr un cambio efectivo de esta situación implica, entre otros objetivos, identificar las causas subyacentes que la determinan. En este sentido en la diabetes y los factores de riesgo asociados, al igual que toda enfermedad crónica, la calidad de atención depende en gran parte de la interacción efectiva entre el médico y el paciente, es decir de un correcto diagnóstico y prescripción apropiada, además de una correcta implementación de la misma.