Ha dicho el eminente Schoelsing en los congresos de agricultura de París «que para ser un agricultor perfecto es menester ser un sabio universal». Este aforismo, al parecer exagerado, no lo es, si se reflexiona que la «agricultura» en el concepto moderno, abarca la mayor parte de las ramas del saber humano: la química, la mecánica, la hidráulica, la meteoroiogía, la zootecnia, la economía rural, la topografía, la ingeniería rural, la contabilidad, la botánica, la agrología, etc., son las ciencias que constituyen lo que se ha dado en llamar «agrónomía»» ó sea la ciencia que estudia la producción en sus relaciones con el cultivo de la tierra y de todas las industrias que de él se derivan.