El crecimiento de la industria argentina operado a partir de la gran depresión de los años treinta y posteriormente alentado en los años siguientes a la finalización de la segunda guerra mundial, produjo como consecuencia una demanda en aumento de materias primas y bienes intermedios importados, que a mediados de la década del cincuenta comenzó a tornarse crítica por su impacto desfavorable en la balanza comercial. De allí, que a mediados de 1953 por medio de la ley 14.222 de “Radicación de Capitales” , se intentó por vez primera alentar la inversión para desarrollar las industrias básicas que resultarían economizadoras de divisas, mediante una serie de incentivos.