Dentro de las características actuales de la economía mundial no existe ningún país, capitalista o socialista, que pueda prescindir del Estado para llevar adelante una planificación económica global. Resultaría imfjosible, por ejemplo, enfrentar el desarrollo de a energía nuclear, en el campo de la investigación o de la aplicación práctica, sin contar con el apoyo del Estado. Lo que se discute, en todo caso, es sobre las formas y los límites de la intervención estatal, especialmente cuando se trata de países atrasados, subdesarrollados y dependientes económicamente. La elección de los instrumentos más adecuados para esa intervención estatal constituye otro importante capítulo de la controversia. La centralización o descentralización de las decisiones y del sistema contribuye asimismo a identificar esa gestión dentro de los límites de una conducción planificada.