Del conjunto de metales no ferrosos que el país requiere para cubrir las crecientes necesidades que demanda su desarrollo, el cobre se ubica en el segundo lugar —que comparte con el plomo, casi aí mismo nivel—, precedidas solamente por el aluminio. Y mientras el plomo es abastecido de yacimientos nacionales, al igual que el zinc, tanto el cobre como el aluminio deben ser importados hasta el momento en que se logre su producción interna, de acuerdo con los planes de desarrollo trazados sobre el particular y en vías de ejecución. Superfluo resulta señalar la participación del cobre, como tal o bien como aleación, en distintas industrias, pero en particular en aquellas relacionadas con la electricidad, a la vez que la importancia económica y estratégica que dicho elemento tiene en el país. Entre otros aspectos, su importación motiva un drenaje de divisas del orden de los 35 millones de dólares por año.