El COVID-19 ha puesto a un sinnúmero de sociedades frente a la necesidad de repensar y reconfigurar las formas establecidas de sociabilidad y relación. Cuarentenas, aislamiento y distanciamiento social han tomado diversas formas tanto en extensión temporal como en intensidad de las medidas para mitigar la propagación del SARS-COV-2. Sea por lo abrupto de su establecimiento como por sus características, estas medidas impactan de manera directa en la vida cotidiana y las relaciones. En este sentido, la pandemia como un evento crítico emerge en la vida diaria, alcanzando los tiempos, espacios y vínculos interpersonales. Lejos de tratarse de un aislamiento social completo, las tecnologías de comunicación desatan un flujo constante de mensajes, llamadas y videollamadas que reconfiguran las formas de relación, fomentando el surgimiento de nuevas vinculaciones y el fortalecimiento de redes de apoyo social. Así, frente a los nuevos escenarios sociales producto de las restricciones de los contactos en el curso de la pandemia, y la necesidad humana de vincularse, emergieron nuevas formas de relación y nuevos escenarios sociales para su desarrollo.