Escribir sobre el tema que nos convoca es un gran desafío por varios motivos. Uno de ellos es de carácter personal: el autor de estas líneas no está exento de cometer errores en torno a la idea de proyecto nadonal. El otro motivo es más general y se origina en la constatación de que el tema y los interrogantes inmediatos que éste suscita han sido en gran parte soslayados en el debate de nuestros intelectuales durante los últimos años (fuera de honrosas excepciones, que las hay). Y si no ha sido abandonado, por lo menos ha sido insuficiente.
En términos generales, este mutismo ha formado parte de un proceso que comienza, en el plano local, con la última dictadura militar que interrumpió todo debate al respecto y, por otra parte, remite al ya lugar común de "muerte de las ideologías" decretada a partir de la caída del comunismo soviético. Si bien este último hecho fue muy significativo, desde una perspectiva histórica tal "decreto" continúa -afortunadamente- incumplido.