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Durante la Alianza para el Progreso, Estados Unidos desarrolló políticas culturales en tanto intervenciones en Latinoamérica. Algunas se instrumentaron con donaciones del gobierno norteamericano, o mediante organismos internacionales (como la Organización de Estados Americanos –OEA). Otras contaron con la planificación y la acción de diversas fundaciones filantrópicas. En ese proceso de institucionalización de la cultura, en el que se ubica Argentina en la década de 1960, se estimularon la formación, la producción y la difusión musicales, destacándose el rol de la innovación en la música de concierto norteamericana. Dicha promoción cultural se organizó a través la fundación filantrópica, configurándose como un poderoso instrumento de la política norteamericana. En ese intersticio, Alberto E. Ginastera produce una articulación bifronte: en tanto gestor cultural y como compositor podrá entrelazar proyectos fundacionales de la modernidad regional (como el Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales –CLAEM) y, en paralelo, producir obras con mayor grado de experimentación sonora. Las relaciones sociales entre músicos, funcionarios, empresarios y públicos requieren se analicen reconsiderando a la música, el contexto, los agentes antes mencionados y la declarada política cultural hemisférica. En este trabajo se pretende concentrar el estudio en tres fundaciones que por su relevancia representan un corpus apropiado para el campo musical: las fundaciones Ford, Rockefeller y Fromm.
In EnglishDuring the Alliance for Progress, the United States of America developed cultural policies as interventions in Latin America. Some were implemented with grants from the US government or by international organizations (such as the Organization of American States –OAS). Others had the planning and action of various philanthropic foundations. In the process of institutionalization of culture, in which Argentina is located in the 1960s, training, production and dissemination musical stimulated, highlighting the role of innovation in American music concert. Such cultural promotion was organized through the philanthropic foundation, configured as a powerful instrument of American policy. In that gap, Alberto E. Ginastera produces a two-pronged joint: as a cultural manager and as a composer can entangle founding projects of regional modernity (as the Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales – CLAEM) and in parallel to produce works with a greater degree of sonic experimentation. Social relations between musicians, officials, businessmen and public require reconsidering analyzing music, the context, the aforementioned agents and declared hemispheric cultural policy. This paper aims to focus the study on three foundations that for its relevance represents an appropriate corpus for the musical field: the Ford, Rockefeller and Fromm foundations.