Durante este capítulo se intentará demostrar entonces la falta de “involucración de las usuarias”87 (Agrest, 2011: 411), la falta de inclusión de su perspectiva en la toma de decisiones y en el establecimiento de lo que ellas consideran sus estándares y derechos mínimos junto con su necesidad (derecho) de salir del encierro. Todas esas carencias como consecuencia y resultado de la invisibilización y el recrudecimiento de las prácticas violentas que continúan, asiduas, dentro de los neuropsiquiátricos.