La bibliografía sobre la industria editorial argentina ha consagrado la denominación «época de oro» para el período que va, aproximadamente, de 1938 a 1953. La causa más evidente de ese florecimiento fue la Guerra Civil de España: por un lado, editores peninsulares trasladan su experiencia al Río de la Plata; por otro, la industria española entra en un colapso que implica la pérdida casi total del mercado externo. De manera que Argentina se transforma en el principal proveedor de libros en nuestra lengua: se calcula que en esos años el 80% de los libros que circulaban en España provenía de nuestro país. Colecciones de amplia difusión como la Biblioteca Contemporánea de Losada y la Colección Austral de Espasa-Calpe estaban dirigidas por editores españoles y los catálogos, con abundante presencia de autores españoles, ponían de manifiesto que habían sido proyectados pensando también en ese mercado. 1953, por lo tanto, se fija como el año límite de aquella bonanza, con más de 50 millones de ejemplares producidos y un promedio de tiraje que superaba los 10.000 ejemplares.