La ciudad de La Plata fue diseñada de acuerdo a los mayores adelantos del siglo XIX y estableció el primer antecedente nacional en el que el paisajismo adquiere un rol relevante en la configuración del trazado urbano, sin embargo los crecimientos descontrolados y la ruptura del equilibrado tejido que establecía el proyecto original han destruido la relación preestablecida entre el espacio construido y libre que contaba la ciudad.
La población de la periferia se encuentra en paulatino crecimiento, su población en el último censo, supera la del casco urbano, estableciéndose como una de las causas de esto el menor costo de las tierras, la posibilidad de contar con un poco de verde en la vivienda y la accesibilidad al casco urbano. La periferia crece, sin una planificación general ni un sistema de espacios verdes públicos como tuvo el casco urbano.
En los últimos años, estas han adquirido importancia dado el crecimiento acelerado y la evolución de las ciudades metropolitanas. Por su falta de planificación son un continuo urbano densamente poblado con baja calidad ambiental. Las nuevas intervenciones en el diseño del paisaje apuntan a espacios intersticiales, vacíos urbanos, y áreas obsoletas, que se encuentran degradadas. Estos ámbitos son posibles áreas libres a rehabilitar como espacios públicos que satisfagan las necesidades sociales y contribuyan a la mejora del paisaje urbano. La recuperación y rehabilitación de los vacíos verdes contribuirá a crear sistemas verdes dentro de la periferia.
Una buena calidad urbana significa una proporcionada relación entre los vacíos (espacios públicos como plazas, parques, calles, jardines, veredas) y los espacios llenos (edificios, nodos infraestructurales de transporte, culturales). La periferia de nuestra ciudad la ha perdiendo en pos de un descontrolado incremento de la urbanización bajo un fin especulativo, en su mayoría. El vacío, en las ciudades, es un bien escaso, que debemos encontrar y rehabilitar.