Cuando un fluido circula sobre un cuerpo, detrás de este se generan ondas por obstáculo. En el caso de montañas, estas ondas se denominan ondas de montaña, además estas pueden producir perturbaciones de otro tipo como las ondas de Kelvin-Helmholtz, de flotación, etc., ademéis pueden producirse rotores. A fines de la década de los 80, el descubrimiento del agujero de la capa de ozono, inició nuevos estudios de la atmósfera superior para tratar de entender y explicar el fenómeno. A casi dos décadas de ello, se ha comprendido el mecanismo que produce el agujero de la capa de ozono, pero también se ha descubierto que las ondas de montaña (OM), bajo ciertas condiciones, se propagan mas allá de la troposfera. Pudiendo penetrar en la estratosfera a gran escala con grandes amplitudes y longitudes de onda, observadas a alturas entre 15 y 30 km, propagándose incluso arriba de los 30 km de altura. Los proyectos del planeador espacial, y de los vuelos estratosféricos, han rehabilitado el interés por conocer este tipo de fenómenos, pues pueden constituirse en un factor perjudicial para este tipo de vuelos. La Cordillera de los Andes en la región patagónica presenta condiciones especiales para ello, basta decir que en los últimos años pilotos nacionales y extranjeros han batido el 80% de los records mundiales en planeadores (en particular el de altura). El presente trabajo es una revisión (review) de este tipo de ondas y su incidencia en los vuelos a gran altura, tanto para naves tripuladas como autónomas.