El primer proceso de mejoramiento que sufrió todo cultivo es la domesticación y la selección que los propios agricultores fueron haciendo a través del tiempo, eligiendo las semillas de las plantas más productivas o adaptadas a las diferentes condiciones de crecimiento. Luego esa selección inicial se fue haciendo más precisa, buscando características agronómicas como longitud de ciclo, uniformidad y otras que favorecieran el proceso de producción. Posteriormente, para las distintas especies, se fueron desarrollando planes de mejoramiento genético, utilizando métodos y técnicas adaptadas a las características reproductivas de cada una y a los distintos objetivos planteados.
En este contexto, el lino, la colza y el cártamo sufrieron un proceso similar, pero con diferencias.
La importancia que cada uno de ellos fue adquiriendo, a nivel mundial y nacional, incidió en las tareas de mejoramiento de las que fueron objeto.
En este capítulo se presentan los principales objetivos y técnicas aplicadas en el mejoramiento genético de estos cultivos, los cuales han permitido ampliar las posibilidades de uso de los mismos y mejorar sus características agronómicas para favorecer su inclusión en los sistemas productivos. Estas actividades se vienen llevando a cabo en programas de mejoramiento de diversas instituciones estatales y privadas. Cabe resaltar la importancia que ha tenido y tiene la participación de los destinatarios en el proceso de formulación de los objetivos, de modo de buscar mejoras en aspectos de sus intereses. En los últimos tiempos, se ha valorizado, además, la necesidad de que en el mejoramiento se planteen objetivos que tiendan a un modelo de producción sustentable (Capítulos 1 y 10).