En América Latina, el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación ha abierto una importante brecha entre las investigaciones, la formación universitaria de los Comunicadores y las prácticas concretas, tanto profesionales como sociales, políticas y culturales.
Las Facultades de Comunicación Social se enfrentan al desafío de adecuar su modo de producción del conocimiento para poder achicar esa brecha existente; porque como plantea Gilles Deleuze: "ninguna teoría puede desarrollarse sin encontrar una especie de muro y se precisa de la práctica para perforar el muro". (Deleuze, 1972).
Al hablar de "prácticas" nos referimos a la realidad de las prácticas y relaciones sociales y de las mediaciones que las determinan, no a las técnicas que, dentro de las mediaciones, informan de esas prácticas y relaciones sociales; este nivel depende del anterior y sólo tiene sentido a partir de él.
La construcción social de la especificidad de la comunicación como objeto de estudio pasa por una permanente re-definición de las relaciones entre la comunicación y las prácticas sociales; pues esa relación cada vez más estrecha obliga, a aquella universidad que aspire a transformar las condiciones de vida de su comunidad, a preguntarse si -en este contexto- trabajar en pos de cambiar la sociedad equivaldría en adelante a cambiar los modos de producción y circulación de la información.
Precisamente este es el trabajo que debemos abordar, el de analizar cómo desde una mirada latinoamericana abordamos los diferentes saberes y los integramos en la búsqueda de las respuestas necesarias para los nuevos problemas que conforman esa brecha existente entre la teoría y la práctica -profesional o científica- en nuestras facultades de comunicación.