En el presente artículo se analiza el tratamiento de la universidad que realizó el diario La Nación durante el año 1988 y la primera mitad de 1989, tras su normalización. Para ello, se abordan las editoriales del matutino respecto al ingreso irrestricto, una de las banderas del radicalismo en lo que concierne a la universidad. Asimismo, en el tratamiento del diario se observa la postura respecto a la participación política estudiantil, las discusiones sobre el Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires y la creación de nuevas carreras de ciencias sociales. En sintonía con su histórica línea editorial conservadora, la «calidad educativa» y la «meritocracia» aparecen como ejes vertebradores de su discurso.