La noche del 30 de diciembre de 2004 se produjo el acontecimiento Cromañón. Acontecimiento en el sentido que Reguillo (2005) le da al término desde la perspectiva de la antropología del acontecimiento. Cuando nos referimos a Cromañón bajo ese nombre, estamos haciendo referencia al hecho en sí (el incendio), pero también, y fundamentalmente, a “la dinámica cultural y sociopolítica que antecede a / y desata un acontecimiento irruptivo en la vida de la comunidad urbana” (Reguillo, 2005).
Muchos especialistas consideran a Cromañón como un punto de inflexión no solo en el rock nacional, y en una de sus vertientes (el rock chabón), sino también en la producción cultural, en las políticas culturales y en otras múltiples esferas de la sociedad.
Este acontecimiento desató varios debates. Algunos en torno a las prácticas de los jóvenes dentro de los recitales de rock, otros en relación a las responsabilidades del Estado, del dueño del boliche y de los músicos. Sin embargo, nuestro interés no es tallar en esa discusión, sino explorar como el acontecimiento Cromañón reconfiguró distintas dimensiones del circuito de rock platense. Luego de realizar un breve recorrido sobre la historia del rock platense y reconstruir las trayectorias de las bandas con las que trabajaremos, nos dedicaremos a analizar que sucedió con los espacios en que los grupos de rock realizaban sus shows. Más adelante, abordaremos la reconfiguración del vínculo entre las bandas de rock platense y los dueños y/o gerenciadores de distintos espacios. Por último, presentaremos algunas reflexiones.