Un relato del protagonista en el cual describe sus vivencias con el “tirano” que habita su cabeza. Este pequeño personaje exige constantemente entretenimiento y atención, a el precio de la energía del narrador si no se cumplen sus exigencias. El Autócrata es afín a organizar festejos de medidas descomunales, para una vez llegado el momento de comenzar la fiesta decidir encerrarse en sus aposentos. En ese momento queda bajo la responsabilidad del narrador la tarea de ir a la habitación del pequeño tirano y consolarlo. Las ilustraciones están hechas con un estilo de collage surrealista, mezclando fotografía y dibujo, el estilo de la las aporta a la sensación de extrañeza propia del mundo onírico y del subconsciente en el cual se desarrolla la historia.