Los humedales se relacionan directamente con la presencia de aves, que no solo dan placer como parte del paisaje urbano, rural o silvestre, sino además cumplen importantes servicios ecológicos. Su integración a una ciudad sustentable permitiría agrandar y conectar áreas verdes y servicios ecológicos importantes.
En este contexto, las infraestructuras azules constituyen elementos intrínsecamente relacionados con las infraestructuras verdes, en los que las componentes o procesos relacionados con el agua cuentan con una especial relevancia para entender su funcionamiento y los servicios que aportan. Una planificación y gestión adecuada del agua y de sus ecosistemas asociados resulta imprescindible para la mejora integrada de los procesos territoriales; no sólo por las cuestiones ligadas al recurso (dotación y tratamiento del agua, producción alimenticia, recarga de acuíferos o control de inundaciones), sino también por sus efectos psicológicos y emocionales en los ciudadanos.
Las infraestructuras azules se convierten en nodos de corredores ecológicos interurbanos, sirviendo como conducto a los desplazamientos, y facilitando el intercambio genético (Gurrutxaga San Vicente & Lozano Valencia, 2008) de fauna entre parches, que de otra forma se encontrarían aislados (Bennett, 2003). Es así como se define como Corredor Biológico Interurbano (CBI) a la extensión territorial que proporciona conectividad entre paisajes, ecosistemas, hábitats modificados o naturales. Esto beneficia el mantenimiento y recambio genético, y la propagación de especies favoreciendo las migraciones y conexión de ecosistemas.
El objetivo de este proyecto fue analizar la función de las infraestructuras azules en el tramo inferior del río Limay para la protección de especies amenazadas de aves.