Habiendo ya pasado un tiempo prudente del fin de las etapas más intensas de la pandemia, interesa preguntarnos qué mundo nos fue legado luego de las cuarentenas, la enfermedad y la muerte. Las catástrofes colectivas tienden a cambiar las cosas, pueden ejercer una fuerza dinamizadora sobre procesos previos como cambiar el curso de la historia, lo que nunca ocurre es que las sociedades salgan indemnes de estos eventos. De la misma manera que señala Hobsbawm en su análisis sobre la era de las catástrofes, las poblaciones del continente europeo si bien heredaron un sincero odio hacia la guerra, la misma también contribuyó a la creación de sentimientos de superioridad que marcaría las actitudes de los grupos ultraderechistas durante la posguerra, normalizando la brutalidad contra el otro en la política y minimizando sus consecuencias sociales (Hobsbawm, E. 2010).
Esto no pretende ser una asimilación directa con otras catástrofes experimentadas en el tiempo reciente, ni construir una relación lineal entre la pandemia del Covid-19 y los conflictos globales. Pero sí pretende mostrar cómo esta experiencia puede servir como un corte que muestra la caída en un aún mayor desorden global, caracterizado por una intensificación de la competencia entre estados por la construcción de una hegemonía y el cambio total de la forma en que se disputa en algunos espacios.
Para este trabajo, nos proponemos explorar una bibliografía diversa que nos permita caracterizar el momento histórico actual y ofrecer herramientas para su análisis, el cual se presenta como dinámico y en proceso de cambio. Utilizaremos fuentes periodísticas e institucionales para analizar los conflictos y su evolución, además de abordar la pandemia como una experiencia cuyo impacto resonó a nivel global, generando consecuencias que aún necesitan ser completamente comprendidas.