En ocasión del VII Congreso Egrafía hemos establecido la hipótesis de que, a través de la historia, la narrativa en la arquitectura ha podido concebir un registro analógico del mundo ajeno al lenguaje verbal, planteando finalmente un escenario en donde el impacto del avance tecnológico aumenta exponencialmente las posibilidades de explorar múltiples y nuevos lenguajes. Hablábamos desde y hacia la disciplina y dentro del área específica de la comunicación visual. Como docentes, entendemos que no solo se trata de la carrera tecnológica aquello que modifica el sistema narrativo, es necesario involucrar al estudiante del siglo XXI, no únicamente como objeto de la enseñanza, sino como sujeto, atendiendo a sus maneras de desenvolverse, de comunicarse, de manifestarse, sus intereses, etc., llevando estas ideas del campo especulativo al hecho concreto de la enseñanza y el aprendizaje en la arquitectura. El objetivo de esta experiencia radica en fortalecer desde la intervención narrativa la sintaxis del proyecto, donde la relación entre los signos de la comunicación arquitectónica y este último resulten una unidad.
Establecido un diagnóstico de las instancias curriculares en donde se estudia de manera específica la representación arquitectónica, se entienden a las materias electivas orientadas como el ámbito más dúctil para establecer un campo de acción en torno a las posibilidades mencionadas, por su propia naturaleza y por formar parte del ciclo superior de la carrera, en consecuencia, cercano al momento de la construcción del Proyecto final de carrera.
Con relación a él, podría decirse que en términos generales su sistema comunicacional se encuentra “estandarizado”, más allá de las normas establecidas para su presentación, en donde desde su titulación hasta la prevalencia del material gráfico basado en el renderizado son normas. Esta observación por supuesto no implica una crítica absoluta, los trabajos se encuentran asesorados durante su construcción y muchos son presentados con indudable calidad; el cuestionamiento se refiere a la homogeneización de los resultados.
Entendemos que no existe una única manera de “contar” un proyecto de arquitectura, y aquí justamente es donde podría intervenir una narrativa que trascienda los cánones convencionales, acorde a la multiplicidad de medios y formatos de comunicación presentes (y futuros); cobra sentido entonces formular una propuesta que logre profundizar los procesos proyectuales desde las prácticas próximas a la comunicación o desde la perspectiva de las nuevas tecnologías, pero fundamentalmente desde la innovación como característica singular de las presentaciones de PFC.