La lucha facciosa fue una característica central de la vida política del siglo XIX. Si bien luego de Caseros se postuló que primaría una política de conciliación bajo la fórmula “ni vencedores ni vencidos”, esto no sucedió, y el enfrentamiento entre quienes tenían aspiraciones de dirigir los rumbos de la organización nacional continuó bajo otras formas. En este contexto, el presente capítulo tiene como objetivo analizar la crisis que se produjo en el interior del federalismo luego de la caída del gobernador Juan Manuel de Rosas y, sobre todo, los vínculos y realineamientos políticos que se generaron en la provincia de Buenos Aires. Para ello nos centraremos en el estudio de la rebelión federal que se desató el 1 de diciembre de 1852, ya que durante su desarrollo se desplegó gran parte de las tensiones del período. A la tradicional dicotomía unitario-federal se sumaron de modo superpuesto otros enfrentamientos, como los de la ciudad con la campaña y los del conjunto de los bonaerenses con el resto de la Confederación. Y en medio de esto, se llevaron a cabo diferentes estrategias indígenas que hicieron recrudecer la conflictividad en la frontera, añadiendo un elemento más de tensión.