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La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. El problema es mundial y está afectando progresivamente a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el medio urbano. La prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante. En 2018 se calculó que afectaba a 40 millones de niños menores de cinco años (1). En 2016, 131 millones de niños entre cinco y nueve años, 207 millones de adolescentes y 2 mil millones de adultos padecían sobrepeso. Casi un tercio de los adolescentes y adultos que padecen sobrepeso, y el 44% de niños entre cinco y nueve años que también lo padecen, eran obesos. Los costos económicos de la mal nutrición son abrumadores (2). A nivel nacional, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS, 2007): encontró 10,4% de obesidad y 31,5% de sobrepeso en niños y niñas de entre 6 y 60 meses (3). El Programa Nacional de Salud Escolar (PROSANE) público en 2016 el análisis de situación de salud de niños, niñas y adolescentes de escuelas de nivel primario de la República Argentina. Hallaron que uno de los problemas de salud más frecuente fueron el sobrepeso y la obesidad. Encontraron que los niños entre cinco a nueve años presentaron 20,2% de sobrepeso y 15,8% de obesidad (4). Recientemente en nuestro país se publicaron los resultados de la segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS 2, 2018-2019) realizada en 2018-2019.Utilizó la nueva metodología de la OMS 2019 y estimó que la proporción de obesidad fue de 3,6% y de sobrepeso fue de 10% para niños y niñas menores de 5 años. El exceso de peso estuvo presente en el 13,6% de la población menor de 5 años (5). La prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población de 5 a 17 años fue del 20,7% y 20,4% respectivamente. El exceso de peso estuvo presente en el 41,1% de la población de 5 a 17 años (5). Tanto el sobrepeso como la obesidad son importantes problemas de salud, pero la obesidad en particular se relaciona con mayores riesgos de mortalidad y morbilidad (2). La malnutrición y la obesidad infantil, además de vulnerar un derecho humano esencial, tienen impacto directo sobre el desarrollo de los países. En este sentido, la obesidad genera consecuencias económicas que implican costos directos e indirectos, que afectan la capacidad de generar ingresos, comprometen grandes cantidades de recursos públicos y privados, además de ser una importante carga para los sistemas de salud nacionales (CEPAL-WPF, 2017). Provoca asimismo un aumento de la mortalidad y la discapacidad (OMS, 2014), lo que impacta directamente sobre dimensiones poblacionales, ya que genera un retiro prematuro del mercado de trabajo y su consecuente impacto económico (6). En conclusión, los costos económicos de la malnutrición para la salud pública son abrumadores (2) En cuanto a la educación, la obesidad infantil y adolescente implica mayores tasas de ausentismo en las escuelas, discriminación entre compañeros y menor rendimiento escolar. Está demostrado que la presencia de adultos obesos en el hogar incide sobre la obesidad entre los de menor edad, dado que comparten un mismo ámbito familiar y hábitos alimentarios poco saludables. También hay alrededor de cinco veces más de probabilidades de ser un obeso adulto cuando ya se fue obeso de niño o adolescente (Simmons et al., 2015) (6). Disminuir la malnutrición por exceso, en especial la obesidad en niños, niñas y adolescentes, es clave para el desarrollo. No solo porque implica garantizar un derecho básico, sino porque es el momento del ciclo de vida en donde se determinan los hábitos y las conductas que tendrán consecuencias en el resto de la vida. Además, la mayor carga de enfermedad por obesidad (gasto en salud y pérdida de productividad) ocurre cuando los individuos son adultos, por lo que combatir la obesidad infantil constituye una oportunidad estratégica para frenar la pandemia de obesidad y disminuir a futuro las consecuencias económicas que acarrea (6). La identificación de sobrepeso y obesidad durante la infancia es compleja, debido al crecimiento y el cambio constante en la composición corporal. Actualmente su diagnóstico se realiza por medio de los patrones de crecimiento propuestos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) o por los criterios propuestos por el International Obesity Task Force (IOTF). El propósito de este estudio es evaluar si la circunferencia de cintura (CCint) y la circunferencia de cuello (CCue) son métodos sensibles, específicos y fiables para identificar sobrepeso y obesidad infantil en relación a la referencia de clasificación de IOTF y de OMS en niños y niñas de 3 a 8 años de edad.
Esta tesina se realiza de manera articulada con la asignatura Evaluación Nutricional de la Licenciatura en Nutrición de la FCM-UNLP, y los proyectos de extensión universitaria "¡Arriba la fruta! ¡Abajo el azúcar!" y "Procopin".de la Secretaría de Extensión de la UNLP.
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