Luego de un complejo trabajo de investigación guiado por la pregunta en torno a cómo es que interviene la posibilidad de pensar históricamente en el desarrollo de la capacidad política de los jóvenes que egresan de la escuela como ciudadanos, la autora llega a conclusiones tan desafiantes como la de que las generaciones que se socializaron en la época de todos los derrumbes tienen un profundo sentido de la nación. Un sentido cargado de agencia, como posibilidad y como esperanza, que no necesariamente los arroja a la política, pero que pareciera ser un camino cierto hacia ella. No ha desaparecido la política, sólo se ha escamoteado, y puede ser recuperada.