Este trabajo se propone analizar la tradición que los poetas argentinos de los noventa comienzan a construir desde principios de la década y, a la vez, indagar en los desplazamientos conceptuales del término en el estudio de casos concretos. El corpus que se trabaja en esta tesis corresponde a los años de emergencia y consolidación de la llamada “poesía de los noventa”, que pueden situarse entre 1988 y 2001; en estos años pueden registrarse hitos relevantes de una nueva poética. En 1988 se publican Quince poemas de Rafael Bielsa y Daniel García Helder y Verde y blanco de Martín Prieto, primeros libros de una línea que se continúa en toda la década y que se dio en llamar “objetivismo”. El 2001, por su parte, fue pensado como el momento en que se estarían resolviendo las líneas o los momentos que la crítica considera como características de la poesía de la época. De hecho, Polaroid de Anahí Mallol, ¿existe el amor a los animales? de Cecilia Pavón y XXX de Marina Mariasch, todos publicados en el 2001, pueden considerarse como instancias de consolidación del procesamiento de los materiales provenientes del pop, o de lo que denominaremos luego como poéticas “ingenuas”. Por su parte, Diesel 6002 (2001) de Marcelo Díaz supone un replanteo del tratamiento de lo popular si se lo lee en relación con los libros de la primera mitad de los noventa y Poesía civil (2001) de Sergio Raimondi trabaja con el objetivismo como material que ya puede ser transformado. Lo emergente, entonces, está consolidado en ciertos libros publicados en el 2001, así como también empiezan a visualizarse reformulaciones importantes, que hablarían de los límites de una poética.