Han surgido numerosas perspectivas de análisis acerca de la sociedad contemporánea, que se han focalizado sobre distintas dimensiones a la hora de estudiarla.
Estas diversas aproximaciones arriban a un mismo punto de coincidencia, que enfatiza la autonomía del individuo y el repliegue sobre sí mismo como aspecto clave de la modernidad.
Vivimos en una sociedad de individuos, “en la cual la capacidad de conducirse como un actor social responsable es cada vez más requerida y cada vez más valorizada”. En consecuencia, la promoción del individualismo se presenta como un rasgo ineludible de las sociedades contemporáneas.