La primera década del siglo XXI ha sido testigo del desarrollo acelerado de la Ciencia y la Tecnología, especialmente en ramas tan diversas como la Informática, las Telecomunicaciones, y los Estudios Biomédicos, evolucionando sus respectivas aplicaciones a horizontes insospechados con respecto a décadas anteriores. Sin embargo, a nivel global, la conocida crisis financiera en los últimos años ha generado una crisis de capital que ha impactado directamente en gran parte de las ramas que “sostienen” el orden económico imperante. La industria biofarmacéutica, uno de los sectores empresariales que posee en mayor medida influencias tanto políticas como económicas en todo el globo terráqueo, no ha sido inmune a estas crisis.