El colapso del sistema financiero con sus subsecuentes efectos negativos sobre la economía real ha vuelto a poner en primera línea la problemática de la exclusión financiera. En efecto, la relación negativa entre el acceso a los servicios financieros, por un lado, y la exclusión social y el crecimiento económico, por otro, han dado lugar a un reposicionamiento de esta problemática en la agenda política en los países en desarrollo que concentran casi el 90% de la población excluida financieramente. La configuración estructural de las cooperativas en tanto que institución financiera compuesta por consumidores permite resolver la exclusión actuando sobre la oferta y la demanda al mismo tiempo. Brasil y México son pioneros en la implantación de políticas públicas donde las cooperativas de servicios financieros son entidades clave para facilitar servicios bancarios a más de setenta millones de personas.