Los procesos dinámicos de cambio social a nivel mundial están creando un abanico de nuevas oportunidades para los productores, cuestionando lo que se produce, dónde se produce, cómo se produce y, sobre todo, quiénes producen. La equidad en la participación de los actores de la producción, junto con el fortalecimiento de la movilidad social ascendente y la preservación de valores, identidades y culturas locales y regionales se han convertido en factores de consolidación del potencial agrícola. El ordenamiento jurídico argentino ha materializado la multifuncionalidad de la Agricultura Familiar a través de distintas leyes, que aunque dispersas, han generado un marco jurídico de situaciones complejas que requerían su observación positiva.