La complejidad de la realidad requiere una educación artística integral y no fragmentada, es necesaria una integración de los distintos saberes artísticos en torno al proceso de creación que promueva aprendizajes relacionados con la vida real como totalidad.
En el mundo actual las disciplinas se tocan e invaden mutuamente, las propuestas artísticas de hoy abarcan múltiples formas de expresión.
El discurso artístico, en la actualidad, es integrador. Puede unir los saberes de las diferentes expresiones artísticas pero también absorber conocimientos de cualquier campo de la cultura. Este proceso no sólo debe fundamentarse en la suma de saberes, informaciones y prácticas, sino que implica la creación de una propuesta teórico-metodológica que permita a los profesores, investigadores y alumnos comprender y participar en el nuevo panorama de competencia artística (Humberto Chávez Mayol, 2006: 4).
En esta experiencia, la correspondencia entre materiales propios de dos lenguajes artísticos-plástica y música- se aborda como un modo de enseñanza, como instrumento de aprehensión cognitiva y como variante metodológica; en el marco de un proceso generador de ideas mediante la exploración y construcción de muchas respuestas posibles, lejos de verdades universales y unívocas.