Es indudable que toda planificación cultural, es política, varía según los agentes que la llevan adelante y las escalas estatales intervinientes, -municipal, provincial, regional, nacional, o internacional-. Nos preguntamos, quienes son los destinatarios de esta planificación, y la respuesta es simple; se supone toda la población del territorio argentino. Sin embargo, esto no es claro, cuando se analizan las estructuras de Ministerios, Secretarias, Direcciones, Institutos, entre otros. Las políticas culturales están orientadas a dos tipos de destinatarios: los ciudadanos consumidores y las estrategias innovadoras de gestión de proyectos de industrias culturales. Atraviesan la constante tensión en el campo de la institucionalidad en el momento de ser pensadas e implementadas y conviven de manera contradictoria con los discursos y sus prácticas. Los aspectos problemáticos se reproducen en el campo de lo cultural, a pesar de los nuevos conceptos asociados a la cultura organizacional estatal, lo que nos lleva a especular en la dificultad y en la concreción de medidas más democráticas.