El presente trabajo tiene el objetivo de analizar las interjecciones que provienen de verbos de movimiento, en particular los ítems ¡andá!, ¡salí!, ¡vamos!, para determinar no solo los vínculos entre las dos categorías sino también, por una parte, la pertenencia de estos tres elementos a un subconjunto de las interjecciones impropias, a partir de la observación tanto de sus semejanzas como de sus diferencias; y por otra, en qué medida las configuraciones sintáctico-gramaticales de los verbos impactan en el nivel de inteijectabilidad de dichas unidades. Con estos propósitos, desde el enfoque de la Teoría de los prototipos (Berlín y Kay, 1969; Rosch, 1983; Kleiber, 1995), que otorga la posibilidad de establecer categorías con límites difusos, al identificar miembros focales y miembros periféricos, cuyos rasgos no son ni necesarios ni suficientes, se instauran pasajes entre las clases estudiadas. Además, recurrimos a la noción de subjetivación (Traugott y Kónig, 1991; Company Company, 2004), dado que permite determinar los grados de interjectabilidad de las unidades analizadas y a la de iconicidad (Ungerer y Schmid, 1996; Cucatto, 2009), pues-to que correlaciona las estructuras sintáctico-gramaticales con el contenido modal de las interjecciones. Los ejemplos proceden del corpus CREA y del CORPES XXI (www.rae.es). Asimismo, se cotejan las muestras con respuestas de cuarenta protocolos de examen, realizados por alumnos de la Universidad Nacional de La Plata. La variedad examinada corresponde al español rioplatense. Después de recorrer los corpora, se esbozan algunas conclusiones. Las tres unidades comparten el rasgo de rechazo. No obstante, solo ¡vamos! se utiliza tanto con un valor negativo como positivo, alentar. Esto último se vincula icónicamente con la realización del lexema en primera persona del plural. En los tres elementos hay un desplazamiento desde un movimiento físico a otro abstracto. Así, en el uso interjectivo se manifiesta el alejamiento del emisor respecto del enunciado/enunciación del interlocutor. La forma ¡andá! registra la utilización de complementos locativos y direccionales, que hereda de su origen verbal.