Una práctica policial novedosa, protagonizada por efectivos de la Policía Local en el partido de Quilmes, que forma parte del despliegue de efectivos en los barrios pobres o saturación policial, es lo que aquí llamaremos “bajada del bondi”. Estos procedimientos se realizaron en distintos puntos de la ciudad, en especial en aquellos que conectan a los denominados, social y mediáticamente, barrios “peligrosos” con los lugares céntricos.
Los agentes de la Policía Local detienen colectivos, se suben, y una vez allí seleccionan a determinados individuos (jóvenes morochos que se ajustan al estereotipo de “pibes chorros”) para bajarlos del transporte y “cachearlos”. Terminado el procedimiento, y no sin antes hacerles saber quienes detentan la autoridad, los dejan subir al colectivo nuevamente y éste continua con su recorrido.
En el presente trabajo nos proponemos describir esta práctica novedosa, dar cuenta de los procesos que las habilitan y legitiman, enmarcarlas en un contexto político y social determinado y abrir preguntas que ayuden a complejizar el fenómeno de la “saturación policial”. Es un disparador de posibles dimensiones a tener en cuenta para ser sometidas a futuros análisis empíricos a partir de cuestiones que aquí quedarán abiertas.