Si consideramos a la ciencia como producción cultural, y al patrimonio cultural como cristalización de un trabajo muerto que cobra sentido en la resignificación que de él hacen los usuarios, ¿la producción antropológica no podría ser entendida como un patrimonio cultural de la comunidad de antropólogos, que instalados en el tiempo histórico dan un significado tanto a la teoría como a la práctica de un saber científico? Así como a las ruinas arqueológicas, a la teoría antropológica producida en la Argentina es necesario agregarle trabajo, es decir investigación para resignificarla, para que ingrese al patrimonio cultural de los antropólogos, devolverle su significación recreando las condiciones de producción, circulación y reconocimiento.