La globalización del comercio, la consolidación de la industria agroalimentaria, los avances de la ciencia y de la tecnología, y el cambio en los patrones de consumo, generan nuevos desafíos para los sistemas sanitarios. Estos deben dar cumplimiento a las medidas sanitarias y fitosanitarias, para asegurar estándares de inocuidad y de sanidad agropecuaria que generen confianza en los consumidores y comercializadores. Como consecuencia, el sistema institucional y el marco legal correspondiente, se han ampliado y se han hecho más complejos, y su cumplimiento y vigilancia se han hecho más estrictos, especialmente en los países desarrollados. La integración de los diferentes sistemas sanitarios que contribuyen a las garantías sanitarias, en concordancia con las políticas de Estado, con las políticas sanitarias agropecuarias, con el Plan Estratégico de Inocuidad Alimentaria que incluye los lineamientos estratégicos (principios) y con la valoración del riesgo, se enmarcan dentro de un Sistema Integral de Inocuidad de los Alimentos alineado con las medidas sanitarias y fitosanitarias, que permite asegurar el paraguas de la inocuidad en el país.