Entre los principios activos que persisten en el organismo tenemos drogas diversas (especialmente antibióticos), pesticidas, contaminantes ambientales (dioxinas, bifenilos policlorados) y tóxicos naturales (aflatoxinas). Los métodos de detección de contaminantes han evolucionado en los últimos años lo suficiente como para detectar concentraciones bajísimas de medicamentos u otras sustancias en tejidos o leche. Esto nos obliga a redefinir el término residuo. La sola presencia de sustancias extrañas detectables con los métodos analíticos actuales no es suficiente argumento para denunciar la presencia de residuos. En realidad, esos residuos deben estar presentes en concentraciones por encima de un determinado nivel de seguridad.