Lo que me propongo hacer, de lograrlo, es probable que resulte un buen ejemplo, aplicado a la escritura, de lo que aquí presentaré como perelaboración, entendida en términos de intensificación con efectos perdurables. Insisto que no necesariamente éste llegue a ser el mérito del texto. No olvidemos que el efecto de la perelaboración se da en un tratamiento dentro de los excesos del loquis propios de la asociación libre: coloquio, circunloquio, interlocutor, locuacidad, locuela, etc., para nombrar sólo algunas de las variables del término. Una variabilidad necesaria para que no sólo el trabajo interpretativo, sino y principalmente lo que se va sintetizando en el analizante como advertencia de sí, pueda traducirse en el tal efecto perelaborativo.