En la planificación cultural del primer peronismo, la educación, el esparcimiento y la capacitación de los obreros conformaban núcleos centrales, complementando así el objetivo de la inserción social. Con ese fin, se planificaron desde el Estado una serie de experiencias concebidas en el cruce del arte y la política, que se erigían en el campo de tensión entre la educación y el entretenimiento, entre la concreción de postulados pedagógicos y el esparcimiento de los sectores populares. La Confederación General del Trabajo diseño un proyecto cultural-siguiendo los lineamientos oficiales- destinado a los trabajadores en tanto cuerpo social diferenciado. Es así como se programaron una serie de actividades ligadas a la instrucción y a la recreación con un propósito netamente formativo en aspectos artísticos y comunitarios. En algunos casos, se crearon formaciones concretas como el Coro Obrero de la CGT, El Teatro Obrero de la CGT, la Orquesta Sinfónica de la CGT, o las agrupaciones de danzas folklóricas, entre otras. Centrándonos en algunas de ellas, nos proponemos reflexionar en torno a la concepción del “cuerpo obrero” que estas experiencias escénicas de intervención política construían.