El abordaje de la seguridad internacional, como campo de las relaciones internacionales, presupone el estudio de formatos de confrontación que amenacen la soberanía de los estados en la reconfiguración del orden global. La evolución de los conflictos armados simétricos y asimétricos ha dado lugar a la proliferación de escenarios híbridos donde las amenazas mutan de manera exponencial, generando disputas multidimensionales que impactan en el balance de poder.
Desde este enfoque, la tecnología ocupa un rol trascendental en el desarrollo de la inteligencia artificial y el boom de los algoritmos al servicio de las capacidades militares, siendo la tercera revolución de la guerra un hecho consumado, luego del descubrimiento de la pólvora y el desarrollo de armas nucleares. Claro está, que en la inversión de recursos duros y dispositivos autónomos, potencias industriales y países emergentes darán lugar a una competencia con serias implicancias para la gobernanza global.
Los Sistemas de Armas Autónomos Letales (LAWS, por sus siglas en inglés), tendrán la potestad de seleccionar y atacar objetivos sin necesidad de ninguna intervención de carácter humano, en donde la selección y el uso de la fuerza letal hacia un potencial blanco quedarían a merced de una elección autónoma. En este sentido, la inteligencia artificial al servicio de las capacidades militares incorporaría cuantiosas ventajas operativas y reduciría costos de vidas de miembros militares al incorporar un mayor alcance destructivo a distancia, pero pondría en jaque la ausencia de control y juicio humano en decisiones complejas, desafiando la normativa general que regula tanto las hostilidades en el marco de guerra como la protección de la dignidad humana en los conflictos armados.