Los procesos de integración regionales implican la coordinación de políticas económicas y comerciales pero también traen aparejadas la coordinación de cuestiones políticas, sociales, educativas y culturales que, en un momento determinado, se convierten (o deberían convertirse) también en políticas regionales. La cuestión cultural y educativa es un tema relegado y, en algunos casos, ubicado en un segundo plano por los bloques de integración. La integración debe involucrar a la totalidad de la población de la región de que se trate y, para ello, debe contemplar todas las dimensiones que constituyen la vida social. La educación desempeña un papel fundamental en la conformación de la identidad nacional y regional y en la formación de los pueblos. Al referirnos a la totalidad de la población incluimos, por supuesto, a quienes deciden migrar de un país a otro y permanecer en él de manera transitoria o permanente. Nuestro objeto de estudio son los niños y niñas migrantes que se desplazan entre los distintos países que conforman el Mercosur junto (o no necesariamente) a su grupo familiar y buscan insertarse en el sistema educativo del país de recepción.
La presente investigación pretende poner en relación dos supuestos fundamentales en el proceso de integración regional del Mercosur: por una parte, el flujo migratorio al interior del bloque y, por la otra, la inserción de los niños y niñas migrantes en el nivel de la enseñanza primaria en el país de recepción. Partimos de un tercer supuesto que presupone la existencia de un régimen internacional educativo mercosureño que busca sustraer el área de la educación primaria del ámbito de las prácticas unilaterales de los Estados Partes.